Palo Cilulo: La Tradición Festiva que Ilumina los Carnavales en el Perú

El «Palo Cilulo» es una tradición festiva profundamente arraigada en diversas regiones del Perú, especialmente durante las celebraciones de carnaval. Esta costumbre, también conocida en algunas zonas como «unsha», «yunza» o «corta monte», consiste en la instalación de un árbol adornado con regalos, globos, serpentinas y otros objetos coloridos. Las comunidades se reúnen alrededor de este árbol para bailar y celebrar al ritmo de músicas tradicionales, en una manifestación de alegría y unidad.

La dinámica de la celebración implica que las parejas, al compás de la música, se turnen para golpear el árbol con un hacha, con el objetivo de derribarlo. Cuando el árbol finalmente cae, los asistentes se abalanzan para recoger los obsequios que cuelgan de sus ramas. La pareja que logra tumbar el árbol asume la responsabilidad de organizar la festividad al año siguiente, asegurando así la continuidad de la tradición.

Aunque el «Palo Cilulo» se celebra en diversas partes del país, tiene una presencia destacada en la sierra peruana, reflejando la alegría intrínseca de las comunidades andinas. En regiones como Cajamarca, esta tradición se integra en las festividades locales, enriqueciendo el patrimonio cultural de la zona.

En localidades como Huamachuco, durante las décadas de 1960 y 1970, el «Palo Cilulo» ganó protagonismo en las celebraciones de carnaval, llegando incluso a reemplazar al tradicional «Ño Carnavalón» en algunas comunidades.

La canción «El Cilulo», interpretada por el trío Los Yungas en la década de 1960, es un reflejo de la importancia de esta tradición en la cultura popular peruana. Esta melodía carnavalesca, originaria de Celendín, Cajamarca, se popularizó rápidamente y se convirtió en un símbolo de las festividades de la región.

A lo largo de los años, el «Palo Cilulo» ha evolucionado, adaptándose a los cambios sociales y culturales, pero manteniendo su esencia festiva y comunitaria. Hoy en día, esta colorida costumbre ha llegado también a la costa, incluyendo Huanchaco, en Trujillo, donde se celebra con la misma emoción, fortaleciendo el lazo entre generaciones y reafirmando la riqueza cultural del Perú.